


Marcados en la oreja como si fueran ganado, son los verdaderos guardianes de las mezquitas. Están limpios, alimentados y duermen todo el día sin molestar a los miles de turistas que deambulan a diario por la zona. No piden comida, ni juegan, ni asustan. Simplemente duermen...
No hay comentarios:
Publicar un comentario